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\documentclass[a4paper,10pt]{article} \usepackage[Latin1]{inputenc} \usepackage[T1]{fontenc} \usepackage[spanish]{babel} \usepackage{fancyhdr} \usepackage{anysize} \usepackage{bookman} \begin{document} \marginsize{25mm}{15mm}{10mm}{25mm} %\pagestyle{fancyplain} %\lhead[\fancyplain{}{}]{\fancyplain{}{}} %\chead[\fancyplain{}{}]{\fancyplain{}{}} %\rhead[\fancyplain{}{}]{\fancyplain{}{}} %\lfoot[\fancyplain{}{}]{\fancyplain{}{}} %\cfoot[\fancyplain{}{}]{\fancyplain{}{}} %\rfoot[\fancyplain{}{}]{\fancyplain{}{}} \title{El Peronismo (1943--1955)\\ \Large Peter Waldmann\\ \bigskip \large Las Cuatro Fases del Gobierno Peronista\\ \smallskip \large \textsc{resumen}} \author{} \date{} \maketitle \subsection*{1943--1945: Fase preparatoria} Se caracteriza por los violentos enfrentamientos entre distintas corrientes y fuerzas y por el surgimiento de la estructura de poder peronista. Los enfrentamientos fueron causados porque el golpe de junio de 1943 alejó del poder a la elite tradicional y permitió que otras fuerzas sociales pugnaran por ocupar ese lugar. Perón fue uno de los líderes del GOU y se diferenciaba de sus adversarios en que él sí tenía objetivos políticos y un programa político, y fue por su influencia que el gobierno empezó a desarrollar una estrategia para dar solución a las crisis centrales del país. A partir de 1944 se encaró el problema de distribución, con el dictado de una serie de leyes sociales que mejoraron sensiblemente el nivel de vida de los trabajadores. A la vez, se empezó a vislumbrar una política de protección y fomento de la industria, buscando una mayor autonomía económica del país. Todo esto dentro de una política de abandonar la prescindencia y hacer que el estado tomara políticas activas respecto a la economía. Para ello se crearon dos instituciones fundamentales: una el Consejo Nacional de Posguerra, organismo de planeamiento político y económico, y el otro la Secretaría de Trabajo y Previsión, ambos a cargo del entonces coronel Perón. Desde ambas se fomentó el estatismo y el apoyo a la clase trabajadora. Las clases acomodadas se sintieron irritadas ante la legislación social progresista de Perón, así como los partidos políticos excluidos del proceso político. En 1945, dichos sectores presionaron, obteniendo el apoyo de las clases media y alta, por la rápida salida de Perón del gobierno, lo que se acentuó cuando a mediados de año las potencias fascistas se rindieron en Europa. Estas presiones hicieron que Perón fuera separado de sus cargos pero, la inmensa movilización del 17 de octubre de 1945, le permitieron volver a los primeros planos y convertirse en candidato presidencial por una coalición de fuerzas que apoyaban en general al gobierno militar y con la que logró consagrarse presidente en las elecciones de febrero de 1946. \subsection*{1946--1949: Fase de consolidación} En esta fase Perón perfeccionó las estructuras de su sistema de dominación política y las afianzó. La clave estuvo en poder dar solución a los problemas nacionales más urgentes y al mismo tiempo no atacar a los intereses particulares de los grandes factores de poder. Al ser el primer presidente que llegaba al poder sin fraude en los últimos 15 años, a Perón no le costó superar la crisis de legitimidad. Colocó el poder al servicio de sectores más amplios de la población, fomentó la organización de los sindicatos y asumió la responsabilidad social del Estado interviniendo en los conflictos sociales con una función coordinadora y moderadora. Al mismo tiempo llevó adelante una política autoritaria, desplazando a todas las instituciones y grupos sociales que obstaculizaban sus planes, limitó las competencias del Congreso, privó a la Justicia de su autonomía, estableció control sobre las universidades y se apropió de casi todas las radioemisoras y periódicos. Para ello obtuvo el apoyo de los sectores antiliberales, que creían en la necesidad de un fortalecimiento de la autoridad del poder ejecutivo, tales los nacionalistas, la mayor parte del clero, la mayoría de los sindicatos recién creados, la burocracia estatal y, lógicamente, los militares. Apoyado por dichas fuerzas encaró la modificación de la Constitución (1949), con lo cual culminó la etapa estatizante y abrió las puertas a su reelección. Gracias a la solución que había dado a la crisis de distribución con la ola de leyes, estatutos y acuerdos sociales que había impulsado, consideraba también que había conjurado el peligro de una revolución comunista, tema más que acuciante en aquellos años de comienzos de la guerra fría. Sin embargo continuó, hasta 1949, completando la protección al trabajador en casos de enfermedad, embarazo, despido, etc. y mejoró la asistencia a la ancianidad, así como creó organismos asistenciales y culturales para los estratos bajos de la sociedad. De esta manera, aún privado del apoyo de las clases medias y acomodadas, Perón tenía como principal sostén a los estratos más bajos de la sociedad, lo que se mantendría en tanto el gobierno mantuviera la defensa de los trabajadores en sus conflictos con el sector empresarial. El tercer aspecto destacable fue el intento de alcanzar una mayor independencia económica. Para ello procedió a una política de estatización de la mayoría de los sectores claves de la economía (transportes, servicios públicos, Banco Central, etc.) y logró repatriar la casi totalidad de la deuda externa, para lo cual contó con el decidido apoyo de los nacionalistas (especialmente militares y miembros de la clase media). En cambio, si bien sus políticas proteccionistas y de fomento del mercado interno favorecieron a un sector del empresariado (industriales menores, especialmente del interior y dedicados a satisfacer los requerimientos del mercado interno), no se pude afirmar que haya sido apoyado por la burguesía nacional, que al fin y al cabo pertenecía a las clases acomodadas. Para explicar el éxito del régimen, hay que tener en cuenta no tanto el acierto de las medidas de Perón como determinados factores externos a él, como la situación favorable del presupuesto estatal a comienzos de su gobierno y la prosperidad general del país durante la época de posguerra. Las finanzas estatales permitieron una política de distribución que aseguró la complacencia de las fuerzas armadas y de la administración pública así como, por supuesto la de los sindicatos. Otro factor importantísimo para la consolidación del sistema peronista fue la acción de Eva Perón. Gracias a su formidable tarea de acción social y beneficencia, ocupó pronto el lugar de líder de los trabajadores, liberando a su marido de este rol y permitiéndole afirmarse más como el representante imparcial del Estado y árbitro de la Nación. Finalmente, hay que destacar la importancia de la imagen de acción, empuje y dinamismo que daba el gobierno peronista y que, gracias al estado calamitoso en que habían dejado al país los gobiernos conservadores, poco le costó presentarse como el líder de una transformación extraordinaria y trascendente. Y la forma implacable en que procedió contra todos los factores de poder establecidos, le ganaron rápidamente el apoyo de los interesados en el progreso económico, social y político del país. \subsection*{1949--1952: Fase de transición} A partir de 1949 Perón fue modificando paulatinamente su estrategia política, en lo que configura un cambio de actitud respecto a las crisis nacionales. Así como en la primera fase había recurrido a la redistribución del ingreso para superar la crisis de legitimidad y de distribución, ahora recurriría a todos los medios de propaganda para dividir el sistema político en dos bloques: el leal al gobierno y el antiperonista. Ahora, el gobierno comenzó a reprimir con dureza todo intento de huelga y se colocaba cada vez con más fuerza del lado de los empleadores en las negociaciones tarifarias. También empezó a haber más vinculación con los centros económicos del exterior, y por otra parte limitó la actividad económica estatal sobre la economía y fomentó la introducción del capital extranjero. Como estas políticas le significaron la oposición de los grupos perjudicados, Perón echó mano a medios demagógicos y represivos. Montó un culto a su personalidad y a su gobierno, haciendo difundir permanentemente su imagen y su doctrina a través de los medios de difusión en manos del Estado. A la vez, exigía a sus colaboradores políticos un total sometimiento y adulación. Las causas de este viraje hay que buscarlas principalmente en la desaparición de la prosperidad económica, debido al agotamiento de la masa de divisas de postguerra y a la baja de los precios de nuestros productos agropecuarios. Al solucionarse pacíficamente el conflicto de Corea, se desdibujó la posibilidad de una tercera guerra mundial y las esperanzas del gobierno de volver a hacer buenos negocios, por lo que vio obligado a limitar la actividad económica estatal y a suprimir gran parte de las subvenciones que tan buen resultado le habían dado para ganar amigos y adeptos. Con su intento de dividir el sistema político en un bloque leal y otro antiperonista, procuró forzar a los indecisos a tomar partido en favor de su gobierno y su persona. Al mismo tiempo, si durante su primer gobierno habían sido los sindicatos los encargados de librar la lucha electoral a su favor, ahora debía valerse del partido peronista, el que se convirtió en factor dominante dentro del movimiento peronista. Otro factor para nada despreciable fue la muerte de Eva Perón, con lo que el dictador quedó privado de su principal sostén político y debió ocuparse personalmente de mantener el apoyo de los estratos bajos. Finalmente, debe destacarse el intento de golpe de estado del general Menéndez, en 1951, que demostró que la cohesión del ejército no era tan monolítica como se pensaba y se vio inducido a eliminar a los oficiales poco confiables desde el punto de vista político. Puede comprobarse que este nuevo rumbo del gobierno de Perón fue mal visto por las instituciones y grupos que lo habían apoyado en 1946. Aparte de las fuerzas armadas, sectores del clero, la administración pública y los intelectuales nacionalistas sintieron que se estaban traicionando los principios del 46, con lo que empezaron a retacear su apoyo al régimen represivo en que se había transformado el peronismo. En cambio, las clases dominantes y el sector agrario, en lugar de sentirse representados por las medidas más conservadoras tomadas por Perón en esta etapa, las vieron como concesiones a sus intereses que no les hacían cambiar su opinión sobre el gobierno y, en cambio, los estimulaba a realizar más reclamos. \subsection*{1953--1955: Relativa consolidación de las estructuras políticas} Esta última etapa se caracteriza por una reelaboración de los objetivos, que ya no van a ser tan ambiciosos como en el 46. Perón no intentó solucionar las crisis nacionales sino simplemente conservar su propia posición en el poder, a pesar de las crisis. Para ello, continuó y perfeccionó los medios represivos y aplicó estrategias ideológicas y manipulativas de diversión. En esta etapa continúa creciendo el partido peronista, se desarrollan servicios secretos encargados de controlar la confiabilidad de los empleados y funcionarios públicos, se persiguió y llevó a la cárcel a personalidades de la clase alta y aumentó la presión ideológica por intensificación de la campaña de adoctrinamiento. Al mismo tiempo desarrolló algunas estrategias de diversión. Aumentó el culto a su gobierno y a su persona e intentó provocar una crisis de moral y valores enfrentándose con la Iglesia (legalización de la prostitución, divorcio vincular, supresión de la enseñanza religiosa). Sin embargo, se mantuvo fiel a su política social, especialmente la redistribución de ingresos: después de descuidar a las clases bajas en la fase de recesión, a partir de 1953 comenzó nuevamente a defender sus intereses, aunque sin tomar abierto partido por ellos. Exhortaba a los empresarios a mantener los precios congelados y a trasladar parte de sus ganancias a los trabajadores en forma de aumentos salariales, con lo que mejoró la situación de la clase trabajadora. Sin embargo, ni la coerción, ni la crisis moral y de valores provocada ni la política de asistencia social sirvieron para estabilizar la posición de Perón, sino que le valió la aparición de nuevos enemigos. Especialmente las fuerzas armadas vieron con preocupación el abandono de las banderas de independencia económica y que con su política represiva volviera a aparecer la crisis de legitimidad. Algo parecido pasó con la Iglesia, lo que se agravó ante el intento del régimen de conquistar a la juventud. Inclusive su política distributiva terminó creando una reacción negativa, porque resultó impracticable satisfacer a todos los sectores: las clases acomodadas veían en la liberación de la política económica la prueba del fracaso de la política dirigista, mientras los trabajadores no dejaban de recordar los tiempos de protección gubernamental que habían vivido hasta 1950. Tal vez Perón habría podido demorar su caída, ya que en la crisis final, contaba aún con el apoyo de una importante parte de las fuerzas armadas y de los sindicatos. Pero prefirió abandonar el poder, quizá porque el soldado profesional que había en él estaba convencido que era fundamental evitar una guerra civil que pusiera en peligro la unidad nacional, o tal vez por temor a una revolución comunista que podría haberse desencadenado en el caso de que se hubieran entregado armas a los obreros, lo que hubiera podido ser aprovechado por dirigentes de esa ideología. \end{document}
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